Siempre he sido de esas personas que, antes de comprar un par de zapatos, quiere saber no solo cómo lucen, sino también de qué están hechos. Con clarks zapatos me pasó exactamente eso: me interesaba descubrir si la fama de comodidad y durabilidad que tienen estaba respaldada por los materiales que utilizan. Mi experiencia como consumidor curioso y, al mismo tiempo, alguien con cierta obsesión por entender las materias primas, me llevó a analizar varios modelos que adquirí en los últimos años.
Lo primero que me llamó la atención es el cuero. Clarks trabaja con distintos tipos: desde el clásico cuero engrasado, hasta el pulido de acabado brillante y versiones más suaves tipo nubuck o ante. En modelos icónicos como los Desert Boots o los botines clarks peru, la piel no es solo una cuestión estética; se siente gruesa, resistente y, a la vez, flexible con el uso. Se nota que proviene de curtiembres que buscan un equilibrio entre suavidad y durabilidad. Incluso después de meses de caminar con ellos, el material desarrolla una pátina natural que, en lugar de hacerlos ver viejos, los convierte en piezas más personales y con carácter.
Otra parte que me intrigó fueron las suelas. La marca tiene un sello distintivo con la crepé natural, un caucho derivado del látex, que es famoso por su textura blanda y su capacidad de adaptarse al terreno. Esa sensación de caminar casi en amortiguado suelo de goma es real. No es un material sintético industrializado al extremo, sino uno que conserva cierta “imperfección” natural, que aporta tracción y comodidad. En otros modelos, sin embargo, Clarks recurre a suelas de goma EVA, más ligeras, pensadas para quienes buscan un calzado moderno y liviano sin perder resistencia. Esa combinación entre tradición y tecnología me parece clave.
Algo que noté como usuario constante es que la marca mezcla fibras textiles en varios de sus diseños urbanos. Por ejemplo, hay sneakers que combinan cuero con paneles de lona o malla transpirable. La ventaja es que estos materiales permiten que el pie respire mejor, lo cual agradecí en viajes largos o en caminatas veraniegas. No se trata solo de estética, sino de funcionalidad. Además, me sorprendió que los textiles se mantienen firmes, no se deforman ni pierden color fácilmente con el uso cotidiano.
En cuanto al origen de los materiales, investigando un poco encontré que Clarks trabaja con proveedores certificados que cumplen estándares internacionales. Como consumidor, eso me tranquiliza, porque no solo importa la calidad, sino también la trazabilidad y la ética detrás de lo que llevamos en los pies. Saber que el cuero viene de curtiembres que reducen el uso de químicos agresivos o que la goma natural proviene de fuentes responsables, le da otro sentido a la compra.
La resistencia de los materiales fue algo que comprobé en carne propia. Tuve unos clarks peru en piel nobuck que acompañaron varias temporadas de otoño e invierno. A pesar de la humedad y el uso constante, el calzado se mantuvo sólido, solo necesitando un mínimo cuidado con cepillo y spray protector. Esa durabilidad no la encontré tan fácilmente en otras marcas con precios similares. Es como si los zapatos estuvieran diseñados para acompañarte durante años, en lugar de un par de estaciones.
También me fijé en los detalles internos, porque muchas veces el confort depende de lo que no se ve. En algunos pares encontré forros de cuero suave que evitan rozaduras, y en otros, un acolchado textil que mantiene el pie cómodo durante horas. El contraste entre materiales externos duros y acabados internos suaves me pareció muy pensado. Incluso las plantillas, en ciertos modelos, son removibles y están hechas de espumas que recuerdan la forma del pie, aportando un soporte extra.
Mi experiencia con Clarks zapatos ha sido la de descubrir que detrás del diseño elegante o clásico, existe un estudio serio de materiales y sus propiedades. No son zapatos que solo lucen bien, sino que están respaldados por materias primas que cuentan historias de resistencia, comodidad y sostenibilidad.
Si algo podría sugerirle a la marca, sería apostar aún más por la innovación en materiales reciclados o alternativos, sin perder la esencia de sus modelos icónicos. Creo que el futuro del calzado premium está en combinar la herencia del cuero y el caucho natural con nuevas opciones sostenibles que sorprendan a quienes ya confiamos en ellos.
Al final, cada vez que camino con mis Clarks, siento que llevo algo más que un zapato: llevo el resultado de un cuidado minucioso en la elección de materiales que hacen que la experiencia del consumidor vaya mucho más allá de lo estético.