Soy investigador de materiales y también padre de una niña que, como muchos otros niños, duerme cada noche abrazando un peluche. Su favorito es un conejo gris claro de orejas largas que descubrimos bajo el nombre de jellycat conejo. Como consumidor y profesional en el área de los polímeros textiles, decidí observar con más detalle qué hace tan especial a este peluche, desde el punto de vista de sus materiales.
Lo primero que se siente al tocar un muñeco de jellycat peluches es una suavidad que no es común en otros juguetes similares. Esta textura sedosa proviene de una mezcla de fibras sintéticas, principalmente poliéster, pero con tratamientos especiales en el acabado. No se trata de un simple tejido de felpa: Jellycat trabaja con microfibras que tienen una estructura más cerrada, lo que da esa sensación aterciopelada al contacto con la piel.
Me sorprendió gratamente que las etiquetas interiores informan que el 100% del exterior está hecho de poliéster, mientras que el relleno incluye también fibras recicladas. Esto no solo habla de una conciencia ambiental, sino de una apuesta por materiales que mantienen su forma con el uso diario sin apelmazarse, algo que en mi casa es evidente, ya que el peluche sobrevive cada noche aplastado entre cobijas.
En laboratorio, hice una prueba sencilla: comparar la resistencia del tejido Jellycat frente a uno estándar de felpa económica. El resultado fue claro. El material de Jellycat soportó mayor tensión sin rasgarse, y mostró menos desprendimiento de fibras al frotarlo repetidamente. Para un niño con alergias leves, como mi hija, este tipo de resistencia a la pérdida de pelo es esencial.
Otro detalle es la resistencia al lavado. Siguiendo las instrucciones de la marca (lavado a mano, agua fría, secado al aire), el peluche mantiene tanto su forma como su suavidad tras varios ciclos de limpieza. Esto indica que el acabado superficial tiene un tratamiento térmico o químico que fija las fibras, algo que no suele encontrarse en peluches comunes de bajo costo.
En cuanto al origen de los materiales, según la información que obtuve a través del contacto con distribuidores oficiales de jellycat peluches, los textiles se desarrollan en colaboración con fábricas certificadas en Asia, específicamente en China y Vietnam. Estos proveedores trabajan bajo estándares internacionales como OEKO-TEX®, lo que garantiza que los tejidos no contienen sustancias nocivas para la salud humana, especialmente importante en productos infantiles.
También realicé una evaluación del relleno interno. Al abrir cuidadosamente una costura lateral del peluche (elaboración controlada para fines de análisis), encontré fibras de poliéster huecas, diseñadas para ser ligeras y mantener la forma volumétrica sin apelmazarse. Estas fibras tienen la ventaja adicional de ser hipoalergénicas y no retener humedad, lo que reduce la proliferación de ácaros o bacterias.
Una mención especial merece la costura: cada unión está reforzada con doble pasada, y las zonas más críticas (como la base de las orejas o las patas) cuentan con refuerzos internos que no se ven, pero que claramente se sienten. Esta atención al detalle, desde el punto de vista de la ingeniería textil, es un sello que diferencia a un producto premium.

Como sugerencia personal para la marca, creo que sería valioso contar con una sección técnica dentro del sitio web oficial de jellycat peluches, donde se explique más a fondo el tipo de materiales utilizados, sus certificaciones y características. Muchos padres, especialmente aquellos con niños alérgicos o sensibles, agradecerían poder leer esta información antes de comprar.
Otra mejora podría ser ofrecer una línea ecológica con materiales completamente reciclados o biodegradables. Ya están dando pasos en esa dirección con el relleno, pero un peluche elaborado con textiles provenientes de botellas PET recicladas, por ejemplo, sería un avance notable en términos de sostenibilidad.
En casa, el peluche Jellycat sigue siendo parte del ritual nocturno. Ha sido arrastrado, lavado, abrazado y usado como almohada improvisada. Y aun así, conserva su forma, su suavidad y su ternura. Desde mi punto de vista como investigador, lo que hay debajo de esa textura encantadora es un trabajo textil bien hecho, y como consumidor, lo valoro aún más.
Deja una respuesta