Cuando compré mi primera sartén de la marca velosan cookware, lo hice con la misma mentalidad con la que elijo cualquier otro objeto de uso diario: que funcione bien, que dure, y que no me dé dolores de cabeza. No soy de los que se dejan llevar por promesas vacías o modas de cocina “gourmet”. En mi casa se cocina todos los días, y lo que entra a mi cocina tiene que estar a la altura. Por eso me sorprendió lo mucho que terminó gustándome esta marca.
Empezando por lo básico: el material. Al sostener una sartén Velosan por primera vez, noté el peso justo. No era una de esas piezas tan ligeras que se deforman con el uso, ni tampoco tan pesadas que te cansa la muñeca al primer uso. El equilibrio me pareció perfecto. Luego supe que muchas de sus piezas están hechas de hierro fundido y aleaciones de aluminio de alta resistencia. Suena técnico, pero lo que realmente importa es cómo se comporta en la cocina.
Y se comporta muy bien.
Lo primero que noté con mi velosan frying pan fue la manera uniforme en la que distribuye el calor. Nada de puntos calientes ni bordes fríos. Cocinar huevos, verduras o carnes se vuelve más predecible, más controlado. Incluso en cocciones más largas, como una tortilla de patatas o un arroz salteado, la sartén mantiene una temperatura constante que hace que todo salga mejor. No exagero si digo que es una de las pocas veces en que noté que una sartén marcaba la diferencia en el resultado del plato.
También me animé a probar su wok, y ahí fue cuando realmente entendí que esta marca no está jugando. El velosan wok no es el típico wok decorativo que compras y usas dos veces. Tiene profundidad, sí, pero también base sólida y paredes que permiten un salteado auténtico, sin que los ingredientes se peguen o se quemen en cuestión de segundos. Me gusta que no tiene recubrimientos raros que se pelan con el tiempo. En cambio, la superficie parece mejorar con el uso, como si se fuera curando.
Lo lavo con cuidado, sin esponjas metálicas, claro, pero tampoco tengo que estar tratándolo con guantes de seda. No me ha dado señales de desgaste, y eso que lo uso al menos tres veces por semana.
Algo que valoro mucho, y que muchas marcas descuidan, es la ergonomía. Las asas de las ollas y sartenes Velosan no se calientan al punto de quemarte, y el agarre es firme, sin necesidad de hacer malabares cuando mueves una olla llena. Parece un detalle menor, pero cuando estás cocinando y tienes mil cosas entre manos, agradeces que el diseño piense en ti.
El aspecto visual también tiene lo suyo. Aunque yo no compro por estética, admito que las piezas Velosan tienen ese aire sobrio y elegante, sin ser pretenciosas. Lucen bien tanto en cocinas modernas como en espacios más tradicionales. Pero lo que más me importa es que, después de meses de uso intensivo, siguen viéndose como nuevas.
Un punto que me convenció definitivamente fue lo poco que se rayan. He tenido otras sartenes que a las dos semanas ya tienen marcas de las cucharas o espátulas. Con Velosan, incluso usando utensilios normales (no de silicona siempre), las superficies se mantienen impecables. Además, nada se pega. Y no hablo de un antiadherente mágico que desaparece con el primer lavado, sino de una calidad real del material que responde bien incluso sin litros de aceite.
Cocinar con confianza es algo que rara vez se menciona, pero para mí es esencial. Saber que puedo dejar una salsa reduciendo sin que se queme, que puedo dorar unas verduras sin que el fondo de la sartén termine negro, o que puedo usar utensilios sin miedo a arruinar la superficie… todo eso se traduce en tranquilidad. Y esa tranquilidad, en una cocina cotidiana, no tiene precio.
Una cosa que me pareció muy útil fue la tienda online. En velosan cookware encontré toda la gama completa, con descripciones claras, fotos reales y tiempos de envío razonables. No tuve que esperar semanas, y el empaque venía impecable. Eso también suma, porque cuando una marca cuida el detalle desde el primer contacto, sabes que hay una filosofía detrás.
Hoy, cuando alguien me pregunta por mis sartenes o por qué se cocina tan parejo en mis ollas, les digo la verdad: no son mágicas, no soy chef, simplemente tengo buenos utensilios. Velosan cookware ha demostrado que la funcionalidad puede convivir con la durabilidad, y eso no se encuentra todos los días. En mi cocina ya tienen lugar fijo, y no porque sean bonitas, sino porque funcionan. Y eso, para alguien como yo, que valora lo práctico por encima de todo, es razón suficiente.